jueves, 30 de agosto de 2012

Conoce quién fue Santa Rosa de Lima

Fe. Hoy, como todos los años, los fieles llegarán a la Av. Tacna para venerar a la santa.

Rosa de Santa María, conocida en la Iglesia Universal como Santa Rosa de Lima, nace en la capital de Perú, denominada "Ciudad de los Reyes", el 30 de Abril de 1586 y fallece en la misma el 24 de agosto de 1617.
“Es la primera santa que antes de ser canonizada -sólo 54 años después de su muerte, en 1671- sería proclamada -cosa excepcional- patrona del Perú (1669), del Nuevo Mundo y de Filipinas (1670)”1.
Ella es la primera rosa que el continente americano ofrecía al Altísimo, el primer fruto de nuestra Iglesia que, nacida en Oriente, y extendida hacia Europa, recién llegaba a un territorio que le había permanecido oculto, pero que ya encerraba una riquísima historia y cultura que hasta hoy asombra al mundo entero.
En Lima se vivía la denominada “época dorada de la santidad”. Una constelación de santos tuvieron como escenario de vida esta ciudad: Rosa conoció a san Martín de Porres, y san Juan Masías, dominicos, fue confirmada en 1597 en Quives, Canta, por el segundo arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo y oyó las predicaciones de san Francisco Solano y san Juan Masías. 



Hoy se celebra la festividad de Santa Rosa de Lima, patrona de Perú, América y Filipinas, la primera santa de América.
Isabel Flores de Oliva nació el 30 de abril de 1586. Sus padres fueron Gaspar Flores y María de Oliva. Tuvo doce hermanos.

Con su numerosa familia, la pequeña Rosa se trasladó al pueblo de Quives, en la cuenca del Chillón. La casa en la que vivió es visitada por cientos de fieles en su festividad.

En su juventud, Rosa vuelve a Lima e ingresa a la tercera orden de Santo Domingo, imitando así a Santa Catalina de Siena.

Según sus biógrafos, se recluyó prácticamente en una cabaña que había construido en un huerto. Llevaba sobre la cabeza una cinta de plata, cuyo interior era lleno de puntas sirviendo así como una corona de espinas.

"Su amor de Dios era tan ardiente que, cuando hablaba de Él, cambiaba el tono de su voz y su rostro se encendía como un reflejo del sentimiento que embargaba su alma", refiere el portalCorazones.org.

Ya cerca del final de su vida, cayó gravemente enferma. Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador cuya familia le tenía particular cariño. En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima.